¡Eso tristemente somos!
Al amanecer
Por Perfecto Martínez
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Buenos días. En ocasiones nos invaden las interrogantes respecto a los lastres azarosos que nos aprietan la garganta como país. Y las razones sobran en tanto desfilan de manera imponente las estadísticas oscuras, negativas, feas, insólitas, que nos arropan como la hiedra a la pared.
Si nos vamos al campo educativo, concluimos que somos un soberano fracaso; si nos vamos a los accidentes de tránsito, pues damos pena; si contamos las muertes por dichos accidentes, somos campeones en el mundo; si hablamos de puntos de drogas, entonces perdemos la cuenta por nadie sabe cuántos son y porque son tantos, que compiten con los colmados, colmadones, salones de belleza y las bancas de apuestas.
Simplemente pululan en toda la geografía nacional y son un poderoso negocio con más presencia en los barrios que las escuelas, las canchas deportivas, las fábricas generadoras de empleos, que los politécnicos, los centros comunales y los clubes juveniles.
Si nos vamos por los asesinatos de mujeres, entonces nos convertimos en una dolorosa vergüenza y si observamos las ejecuciones de supuestos delincuentes, permitidas a los agentes policiales en las calles del país, entonces parecemos una carnicería atiborrada de sangre humana. ¿Será que toda esa basura es lo que conviene a quienes aquí y allá juegan al control y la manipulación social de los dominicanos?


