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Los altos precios, escasez e inflación

Foto Editorial El QuisqueyanoLos consumidores más necesitados están pagando el costo de las erradas políticas estatales, en materia de déficit en la producción, carestías, menor consumo e inflación.

¡Y todo eso ocurre con un gobierno que tiene un superávit de dinero! O sea, tiene más dinero que el que está gastando, basado en los incrementos de los impuestos.

Ya es costumbre, de parte del Estado, hacer una campaña antes de subir los precios de determinados artículos, siempre poniendo las alzas en un 100 por ciento, para luego aplicar lo planificado.

El pan, que antes se vendía a cinco pesos, ya cuesta 8 en la mayoría de los sectores de la Provincia de Santiago.

El galón de agua filtrada, que costaba 25 pesos en Enero, fue elevado a 35 en Febrero y hoy está a 50. Esto sólo para poner dos ejemplos.

Pero las alzas afectan a todos los artículos, desde los alimentos, las medicinas, los materiales de construcción y otros. ¡Pero no son simples alzas!

Hay productos que sus precios se dispararon en más de un 200 por ciento, como son los casos del cemento, la varilla, el block y otros para la construcción, comparando las alzas desde Agosto del 2020.

¡Y ni hablar de los precios de los productos alimenticios!

Es cierto que la pandemia está afectando las economías de todos los países, pero el problema de República Dominicana, es que el gobierno abandonó las grandes inversiones que hacía el régimen anterior en la producción.

Los productores de pollos y huevos de Moca, el principal centro de producción de esos alimentos, tienen la mayoría de sus granjas cerradas por falta de apoyo estatal. Se denunció que hay 157 granjas cerradas.

Todos esos problemas están por las inversiones que está haciendo el gobierno, básicamente en el sector turismo.

¡Que no son malas!, pero la prioridad del país ahora son la producción de alimentos y la construcción, sin dejar fuera la salud, que es fundamental.

Cuando el gobierno comenzó a dejar a un lado las grandes inversiones en la producción, escribimos que eso tendría un alto costo económico. ¡Ya lo tenemos!

El gobierno dejó a un lado el apoyo masivo a que estaban acostumbrados los productores agropecuarios y la industria.

La nación no sólo vive en emergencia sanitaria, sino alimentaria y déficit en la construcción de viviendas. Son muchos los proyectos de viviendas que están paralizados por las bajas ventas. Y lo mismo sucede con las personas que comenzaron a construir sus viviendas.

Hasta Agosto del 2020, el país producía el 85 por ciento de su consumo alimenticio, lo que cambió radicalmente con el nuevo régimen.

¡Pero todavía hay tiempo para ir corrigiendo los errores! Tenemos una inflación de casi un 11 por ciento, carestías de precios y déficit de producción.

¡Es un mal panorama para la democracia!