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El papá bueno y el amo cruel

Foto San Lucas 7Sobre el evangelio de San Lucas 16,1-13

Ánimo en dos minutos

Por Luis Rafael García Dubus

El Señor X, oraba intensamente con mucha humildad cuando comenzaba su negocio.

Dios era lo más importante para él. Sabía que sin su ayuda fracasaría. Trabajó duro, oraba día y noche. Era humilde, sencillo y, tenía amigos.

Dios le concedió el éxito y entonces... Dios dejó de ser lo primero. Ahora lo primero para el pobre señor X era su dinero.

Antes tenía un "Padre"; ahora tenía un "amo": el dinero. Dios ya no hacía falta.

"Jesús mira con tristeza la larga fila de personas triviales, cuyo dios son el bienestar y la riqueza. Son lujosos esclavos." Gianfranco Ravasi, de Milán, exégeta.

¿Conoce usted casos como este?

Felizmente conozco muchas personas que no sirven al dinero, sino que usan su dinero para servir a Dios.

Donan anónimamente sin publicaciones ni propaganda.

Un ejemplo es M.T. profesional de considerable éxito económico, quien dona a necesitados; A.A., ayuda sin que se sepa; J.L., ha beneficiado a miles de personas.

Muchas otras personas, como mi querida comadre Lucy, tenía dinero para vivir espléndida y ostentosamente, en cambio trabajó duro en "La Hora de Dios", una obra que ha ayudado a cientos de personas pobres a procurarse un nivel de vida más acorde con su dignidad como seres humanos.

Hace un minuto le pregunté a usted, si conocía casos como el del pobre señor X. Ahora le pregunto "¿Conoce usted a personas como M.T., A.A., J.L. y cómo Lucy...?"

Estoy seguro de que sí. Quizás sea usted una de ellas, ¡alégrese!

LA PREGUNTA DE HOY

¿Cómo sé yo si estoy siendo un
Administrador astuto?

- Está usted dando buen uso a sus riquezas, sean estos materiales, morales, espirituales o intelectuales...
- Sus riquezas no son un fin, sino un medio...
- Usted las administra de modo que sirvan a los que no tienen...
- Tiene usted a Dios antes que a sus riquezas...

Entonces usted tendrá un Padre Bueno, y no un amo cruel.
Porque lo difícil no es poseer millones, sino evitar que estos lo posea a uno. Para esto último se necesita la astucia de la que habla el Señor hoy en el evangelio:

"Nadie puede estar al servicio de dos amos; porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará al primero y despreciará al otro. No se puede servir, al mismo tiempo a Dios y al dinero". (Lucas 16, 13)

El dinero es sólo un medio. Si deseamos una base sólida para nuestra vida, lo que tenemos que hacer es usar ese dinero para hacer todo el bien que podamos, "Así, cuando eso se acabe, los recibirán en las viviendas eternas". (Lucas 16, 9)

Como cristiano, el Señor me está recordando hoy que sea cual sea la riqueza que yo tenga – material, intelectual o espiritual – nada es realmente mío. ¡Soy un simple administrador!.