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Problemas agropecuarios y el Presidente

Foto Editorial El QuisqueyanoPara la mayoría de dominicanos, el principal problema que sigue enfrentando el gobierno, es el relacionado con los altos precios de los alimentos provenientes del sector agropecuario.

Se sabe que el ministro de Agricultura, Limber Cruz, es una figura clave que responde a los intereses políticos del pasado Presidente de la República, Hipólito Mejía.

¡Pero es un fracaso en materia de producción colectiva de alimentos! Para el gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), es un dolor de cabeza. El ministro de Agricultura debe ser un dirigente del partido de gobierno, pero que no sea un gran productor agropecuario o exportador. ¡Por ahí podría estar el problema de los altos precios de esos alimentos!

De nada vale que el Presidente Luis Abinader continúe inyectándole recursos a esa institución, si los resultados son negativos. El PRM tiene excelentes técnicos, de los cuales debería disponer de un ministro que aplique políticas generales, como lo hizo el régimen del fenecido buen gobernante, Antonio Guzmán Fernández. ¡Los pobres no lo olvidan!

El Presidente Luis Abinader, un gobernante honesto, que no necesita involucrarse en ningún acto de corrupción en el Estado, gobierna con muchas dificultades por la falta de un apoyo real de la mayoría de sus altos funcionarios.

Hay que admitir que el gobernante está realizando cambios importantes en la administración pública, especialmente en el área bancaria, con la idea de ir respondiendo a las mejoras que espera la nación en algunas dependencias del Estado.

En el Banco de Reservas, el Presidente designó al destacado economista Leonardo Aguilera, un hombre con una amplia visión del desarrollo, lo que va a contribuir con el mejoramiento de áreas importantes, como la producción, donde consideramos que está el principal déficit del gobierno.

El aumento de la producción agropecuaria, a donde el gobierno debe enfocarse usando todos los mecanismos disponibles, como es una mayor incursión del BANRESERVAS, que no es su principal responsabilidad, pero que la necesidad lo impone, es un reto que las autoridades deberían asumir.

Aunque pensamos que en el sector agropecuario hay un problema de falta de gestión o de defensa de intereses económicos de grupos determinados, que perjudica a la mayoría de consumidores, porque nada aporta a la disminución de precios de los alimentos.

El Presidente Abinader, que sorprende con algunas decisiones, debería aparecerse un día a algunos supermercados y solicitarles a sus dueños o administradores, listas de precios comparativos de los alimentos de tal a cuál período.

La meta del gobierno debe ser la de lograr una mayor producción de alimentos de ciclos cortos, como las habichuelas, la carne de pollo, los huevos, batata, yautía, productos de hortalizas y otros. Luego, seguir con el arroz, yuca, los frutales, leche pura, carne de res, cerdo y otros alimentos, los cuales deben ser favorecidos por una reducción en los costos de los insumos.

El gobierno debe establecer un plazo de seis meses, para comenzar, como lo hizo el régimen de Guzmán Fernández, el más exitoso, en esa materia, de todos, incluyendo a los de Joaquín Balaguer, debido a que esa política perredeísta no sólo protegió a los consumidores, sino también a los productores, porque la equilibró entre ambos sectores, para evitar la quiebra de los últimos.

Esa política fue ejecutada por el hoy pasado Presidente Hipólito Mejía, a quien parece que se le olvidó ésta, porque no contribuye a ponerla en práctica, por la incidencia que tiene en el gobierno, o los intereses económicos le impiden ese alto grado de cooperación con el Estado.