El cuento del niño feliz
Por Luis Rafael GarcÃa Dubus
Su mamá le habÃa dicho que Dios era su papá, y el niño se lo habÃa creÃdo, Tanto se lo habÃa creÃdo, que cuando un dÃa lo llevaron y le dijeron que esa era la casa de Dios, el niño se sintió en su casa.
TenÃa 12 años, pero conservaba la candidez, y la inocencia caracterÃstica de todo niño sano. Allà se puso a conversar con unos viejos, escuchaba con atención y también hizo algunos comentarios que sorprendieron; para 12 años este niño razonaba bien, y sabÃa mucho. Tremenda mamá. Y tremendo niño éste.
Vinieron el papá y la mamá del niño y se lo llevaron para la casa, allà siguió él estudiando y trabajando con el papá, que era un obrero, un chiripero que trabajaba muy bien con la madera y era un hombre serio.
Pasan 18 años, con lo que ya este niño era un hombre de 30. Sencillo como su papá, y de fácil trato, como su mamá. Un dÃa, se puso en una fila a la orilla de un rÃo, donde la gente iba para que un primo de él los bautizara como para limpiarlos con el agua del rÃo.
Ahà pasó lo grande. Tan pronto salió del agua, se vio rasgarse el cielo, vino una paloma y se le posó en la cabeza, y se oyó una voz que le dijo: "Tú eres mi hijo, a quien yo quiero mà predilecto".
Esta idea: "El Padre me ama," da sentido a toda la vida del Señor Jesús. Es todo para Él, todo lo que Él necesita. Es su convicción más profunda, su motivación, su alimento.
Esta experiencia de ser amado centra su vida y lo hace totalmente feliz, por lo que Él quiere que también yo la tenga para que también yo sea feliz.
El evangelio de San Juan 15, 9-17 dice: "Como el Padre me ama, asà los amo yo." Y más adelante: "Les he dicho esto para que compartan mi alegrÃa, y asà su alegrÃa sea total"
LA PREGUNTA DE HOY
¿Qué me dice el Señor hoy?
"El Padre me ama, y asà como me ama, te amo yo a ti. Tú eres mi amigo, mi amigo querido.
Y para que tú seas feliz igual que yo, mira lo que tienes que hacer: Como yo te amo a ti, ama tú a los otros. Esta es mi norma. Haz esto y serás mi amigo, mi amigo feliz"
¡Miren! El punto de apoyo de mi felicidad no está en mÃ, está en su amor por mÃ.
Ese amor de Jesús por mà es el fundamento de mi vida.
Es fe en su amor, es dejarme invadir, como Pedro, como Pablo y como todos sus discÃpulos.
Esta es la Gran Buena Noticia de Hoy.