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Ola, la Roca y la Playa

Foto San MateoSobre el evangelio de San Mateo 5, 38-48

Ánimo en dos minutos

Por Luis Rafael García Dubus

Las olas de nuestro mar Caribe, embravecidas por el viento a favor, se estrellan contra la resistencia firme que le ofrecen las rocas de nuestro litoral.

No muy lejos de aquel sitio en el malecón, hay una pequeña playa, donde también vienen a parar olas embravecidas. Pero allí el efecto de las olas es muy diferente.

La playa no ofrece la firme resistencia de la roca, al contrario, parece acogerla, aceptándola como algo natural. El resultado es que no hay choque y a ola se vence en la suavidad de la arena, retirándose luego con una espuma que parece una sonrisa amistosa.

¿A qué viene todo esto? ¿Es que hemos cambiado el tema en estos "Dos Minutos"? No. Lo que sucede es que en el evangelio de este domingo (Mateo 5, 38-48) aparece esta frase:

"No hagan frente a los que los ofende"

Y se nos ha ocurrido que podríamos pensar qué somos, y qué queremos ser:

• Si olas, que, embravecidas por el viento de nuestros propios problemas personales, pronunciamos frecuentemente palabras duras y actuamos agresivamente...

• Si rocas, que ofrecemos resistencia firme a quienes nos agreden, y vivimos bufando...

• O si playas, que sabemos aceptar como algo inevitable y natural que en ocasiones alguien sea agresivo, y en vez responder de igual forma, escuchamos al Señor y "no le hacemos frente".

Creo que el Señor nos dice hoy que la actitud de la roca, "ojo por ojo y diente por diente", es algo que con la potencia de su ayuda podemos superar. Nos asegura que podemos conquistar el equilibrio, el dominio, la paz y sobre todo la libertad de la playa.

LA PREGUNTA DE HOY

¿Por qué sólo la playa es libre?

La ola no es libre; está impulsada, manejada y dominada por el viento de sus propias emociones, las cuales no puede controlar. La ola es esclava de su imagen, de su aparente dominio, de su falso yo.

La roca, por su parte, es esclava de la ola. Ella sólo sabe oponerse, juzgar, criticar y condenar. Es esclava de su pesimismo, y su propia actitud de derrotismo la inmoviliza y la condena. Ella es una esclava de otras esclavas, que son las olas.

Sólo la playa es libre, Sí. Sólo la playa tiene paz, es compasiva, como lo es su Padre. Sólo la playa "es hija del Altísimo, que es bueno con los ingratos y pecadores".
(Lucas 6, 35)

Esa es la buena noticia de hoy. Nosotros con la ayuda del Señor Jesús, quien dio ejemplo de cómo ser playa, podemos obtener la libertad de los hijos de Dios, y en medio de olas agrediendo, y de rocas criticando, podemos ser sembradores de paz.