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La mostaza y el Gomero

Foto San Marcos 2Según el evangelio de Marcos 4, 26-34
11º.domingo del tiempo ordinario

Por Luis Rafael García Dubus

Sentí un tirón en el guía, frené el carro, y me apeé. Allí encontré la causa enseguida: la goma delantera izquierda estaba vacía. Estábamos en medio de una carretera casi desierta entre Madrid y Toledo, ciudad a la que nos dirigíamos ese domingo, en plan de turismo

Abrí el baúl, saqué la goma de repuesto, la cambié, y seguimos adelante. Una vez en Toledo me llevaron enseguida a una catedral antigua de una belleza impresionante. Recuerdo especialmente el momento en que Carmen Soto, querida amiga que nos guiaba, nos pidió a mi esposa y a mí que nos detuviéramos en un punto especifico del templo y viéramos hacia arriba.

Sólo desde ese punto se podía apreciar el interior de una torre hecha de vitrales multicolores colocados en una forma tal que parecía imposible una mayor belleza. Indudablemente, obra de grandes artistas que trabajaron con dedicación y sin prisa siglos atrás.

Sin embargo, de aquella visita, el recuerdo que más acaricio en mi memoria no es la belleza de sus templos, sino la belleza de la actitud de un gomero.

¿Dónde podía conseguirse una persona que nos arreglara la goma dañada, siendo domingo? Nos dirigieron a la casa del gomero, tocamos la puerta y un niño preguntó. "¿Qué desean?" Y alcanzamos a ver a un señor sentado en su mecedora. Me dio la impresión que acababa de bañarse y estaba reposando en compañía de su familia.

Expresamos nuestro miedo de viajar de vuelta sin goma de repuesto. El hombre dudó. Era su día de descanso... Luego se levantó y nos ayudó.

Cuando terminó, su ropa limpia y planchada estaba sucia y estrujada. Me recordó una frase que dijera un ejemplar padre de familia a sus hijos Eduardo y Fernando: "El trabajo no ensucia." Y también me recordó una frase de mi Señor y Maestro: "EL QUE QUIERA SER EL MAYOR, QUE SE HAGA EL SERVIDOR DE TODOS."

El evangelio de hoy (Marcos 4, 26-34) habla de la semilla más pequeña de todas: el grano de mostaza. Es la imagen que Jesús encuentra para compararla con el Reino de Dios. Y dijo que esa semillita brotó y se hizo un arbusto, un simple arbusto que no tiene nada de belleza ni de grandeza.

No es el impresionante cedro del Líbano con su poderosa imagen de 90 metros de alto, sino una simple matita de sólo un metro. Ese arbusto, a mí se me mostró claramente en el humilde y servicial gomero.

Dice San Agustín: "No dijo el Señor aprendan de mí a fabricar los cielos y las tierras; aprendan de mí a hacer maravillas, echar demonios y resucitar muertos, sino APRENDAN DE MÍ A SER SENCILLOS Y HUMILDES DE CORAZÓN"

LA PREGUNTA DE HOY

¿CÓMO SE CONSIGUE LA PAZ?

Esa es la fórmula que da el Señor aprender de Él su sencillez y su humildad. "así encontrarán descanso para su alma, pues mi yugo es suave y mi carga ligera."

Esta virtud de la humildad es el medio para la paz, el único terreno apto para el desarrollo de la semilla del Reino de Dios que nos sembró el Señor en nuestro interior en el bautismo.

Además de la paz, de la humildad nace la capacidad de ver virtudes en los otros, y también nace la paciencia.

"SER CRISTIANO NO ES HACERSE GRANDE
ES DEJARSE VOLVER CHIQUITO"